Dr. Cristobal López-Cortijo. |
Parece
una paradoja que un miembro de la directiva de un sindicato no crea
en el sindicalismo. Y sin embargo es cierto.
Los
médicos no nos destacamos especialmente por nuestro sentido
reivindicativo, bebemos de las fuentes históricas de la profesión
liberal y cultivamos el individualismo desde tiempos de Hipócrates.
Pero
los tiempos están cambiando. La progresiva socialización de nuestra
profesión, y las injerencias en nuestra práctica clínica de otros
muchos colectivos no sanitarios, que desde la capacidad que les
otorga el poder político influyen e incluso determinan en gran parte
nuestra labor profesional, han hecho que el médico pase a ser un
trabajador más, dentro del sistema sanitario y precise por tanto de
la ayuda de las instituciones de representación, entre otras los
sindicatos.
Yo
mismo descubrí esta necesidad, cuando, joven médico adjunto de
hospital, participé en las huelgas que nuestro colectivo le planteó
al antiguo INSALUD a principios de los años 90. En aquel momento
surgió en mí la conciencia de que necesitábamos unirnos para
defender nuestras justas demandas laborales y, sobre todo,
profesionales. Pero ni yo , ni muchos de nosotros, ni siquiera en
aquel momento, percibimos a los sindicatos como una necesidad en
nuestra profesión. Recuerdo que tras esa huelga, de mayor o menor
éxito, recibí la visita de los delegados del sindicato convocante
con la propuesta de que formara parte de su organización, y tuve que
manifestar mi desacuerdo con la labor sindical y plantear mi negativa
a la propuesta (¡¡¡¡ vamos, yo un sindicalista, ni hablar!!!). Y
así me mantuve unos años, en mi digna individualidad.
A
principios de los años 2000 a raíz de las transferencias sanitarias
en Madrid, surgió un movimiento espontáneo en tres centros
sanitarios del norte de Madrid, entre otros el mío de Puerta de
Hierro, formado por médicos de a pie que se sentían heridos por el
sistema, e intentaban vertebrar una respuesta organizada de los
médicos y titulados superiores para defenderse. De este germen
surgió ASHOMYT como asociación profesional, y pronto no tuvimos más
remedio que convertirnos en un sindicato, pues ésta es la única
forma de representación colectiva eficaz en este país.
Desde
el principio pusimos unas normas a los miembros, que los alejaran de
los cantos de sirena del sindicalismo al uso: teníamos que mantener
nuestro trabajo sin liberaciones, independencia política,
financiación propia, etc. Desde entonces la singladura de nuestra
asociación ha sido larga. Nuestra presencia en los hospitales de
Madrid se amplió, posteriormente, nos unimos con Médicos de Madrid
formando FEMYTS y conseguimos una mayor representación en los
Centros de Salud y Hospitales de Madrid; la última etapa, ya como
AMYTS, nos ha llevado también a otros colectivos de médicos y
titulados superiores y nos ha abierto las puertas de los nuevos
hospitales públicos y privados que han ido surgiendo en nuestra
Comunidad.
AMYTS
es un sindicato, no hay ninguna duda al respecto; pero con una
vocación mucho más exigente, aspira a convertirse, junto a las
instituciones que tengan la misma vocación, en la Asociación
Profesional que represente a los médicos en todas sus vertientes y
órgano de negociación de cualquier tipo de proyecto o normativa con
las Administraciones del Estado. Nuestro referente es el General
Medical Council, pues nuestra tarea no pretende otra cosa, al fin y
al cabo, que "… proteger, promover y mantener la salud y
seguridad de la población, por medio de la consecución de unos
estándares apropiados en la práctica de la Medicina",
estándares que sólo pueden garantizarse con unas condiciones
adecuadas de ejercicio profesional.
Por
eso creo en AMYTS y me declaro antisindicalista. Nosotros no
abandonamos a nuestros pacientes, todos seguimos trabajando día a
día , apenas una decena de entre nosotros se dedican de forma
exclusiva a la labor de representación. Nosotros nos financiamos por
nuestros propios medios, sin subvenciones ni ayudas de la
Administración. Nosotros nos preocupamos por las reivindicaciones
laborales de nuestros compañeros, pero también de los temas
profesionales y científicos. Nosotros creemos en el médico como
mejor referente de la gestión clínica. Estamos abiertos a cualquier
cambio que tenga al médico como actor de su propio trabajo.
Soy
médico, y soy de AMYTS porque aúna todas las condiciones necesarias
para defendernos y representarnos, sin ninguna doble intención.
Dr. Cristobal López-Cortijo Gómez de Salazar,
Vicepresidente de AMYTS