Dra. Gloria Torres. |
- ignorancia (del verbo ignorar, del latín ignorare -no saber-) como ausencia de conocimiento.
- absurdo es un concepto que refiere al pensamiento irracional (lo contrario al pensamiento racional, que se aparta de la razón) y a la conducta extravagante (lo contrario de la conducta considerada como lo no normal o convencional). Es decir todo lo contrario a lo razonable.
- ironía (disimulo o ignorancia fingida) es la figura literaria mediante la cual se da a entender lo contrario de lo que se dice. También se aplica el término cuando una expresión o situación parece incongruente o tiene una intención que va más allá del significado más simple o evidente de las palabras o acciones.
- asco es la repugnancia producida por algo que incita a vómito o una impresión desagradable.
Y
todo ello, ¿por qué? Pues por varias razones. Por un lado, porque
se trata de un político sin ninguna responsabilidad actual ni en la
gestión de la Comunidad Autónoma ni en la del Ayuntamiento de
Madrid, por lo que no parece tratarse de una opinión cualificada y
emitida con completo conocimiento de causa. Al menos, no tras un
análisis público, profundo y suficientemente participado en torno
al tema por quienes realmente pueden conocer, vivir y tener
responsabilidad en ese tipo de decisiones.
Por
otra, por las razón aducida de una pretendida sobreactuación en
caso de catástrofes (¿quizás la del 11M, cuya gestión ha sido
premiada y reconocida en múltiples ocasiones?) que originaba
“espectáculo”. Lamentablemente, cualquier actuación de un
servicio de urgencia no deja de ser un espectáculo por la
preocupación lógica de cualquier ciudadano ante una situación de
riesgo vital de otros conciudadanos. Siendo esto así por la propia
lógica social, lo que no es entendible es que lo diga alguien que
viene de la política, donde el espectáculo es la forma de actuar y,
casi podríamos decir, de ganarse la vida, a pesar del coste
económico que eso tiene para el conjunto de la sociedad: el
espectáculo de las continuas inauguraciones, de los gastos
fastuosos, de los escándalos de corrupción, del enfrentamiento
continuo entre partidos políticos, de la interferencia entre
intereses privados y públicos... Para colmo, espectáculos que no
contribuyen, en absoluto a salvar ni una vida. Los nuestros, si es
que alguien quiere llamarlos espectáculo, al menos sí lo hacen.
Además,
se habla también de superávit en las cuentas de la capital, que
harían posible la asunción, por parte del Ayuntamiento, de
funciones que no le corresponden. Parece un insulto que en un momento
como éste, con los servicios y las prestaciones sociales bajo
mínimos, se pueda utilizar el superávit muncipal para asumir un
servicio que ya está realizando otra Administración, y con tanto
reconocimiento. Quizás, en el fondo, lo que se quiere es incrementar
el espectáculo de la atención que salva vidas, pero eso sí, para
beneficio puro y duro de la imagen del Ayuntamiento y no de sus
ciudadanos.
Se
habla también de ahorro (¿pero no había superávit?), lo que suena
a reducir, al final de todo, el número de efectivos y recursos,
ganando en eficiencia, pero... ¿a costa de qué? ¿Cuántos muertos
o enfermos críticos atendidos a destiempo tendrán que contarse como
consecuencia de esta medida?
No
se puede hablar de la Sanidad, ni de la Educación, la Seguridad o
cualquier otro de los servicios publicos, desde la perspectiva
exclusivamente económica, y mucho menos desde un manejo que sólo
quiere incrementar el espectáculo político. Tristemente, y aunque
el principal patrimonio de un país son sus ciudadanos, muchos de
nuestros políticos creen que el principal patrimonio de España son
ellos mismos, los propios políticos, a cuyo servicio pretenden que
se pongan el resto de los cuidadanos, cual si fueran señores
feudales que pueden disponer de todo a su antojo. Eso sí, recluidos
en sus nobles castillos y palacios, alejados de esos mismos
ciudadanos, y dedicados a crear realidad virtual que mostrar a los
medios de comunicación, debido a que no son capaces de construir una
verdadera realidad que sea suficientemente digna como para no ser
manipulada.
¿Comprenden
ahora por qué pasaba, al principio del escrito, de la sensación de
ignorancia a la de asco? Pues porque esto sí que es un espectáculo,
pero un triste espectáculo. Lástima que esté alcanzando
dimensiones internacionales.
Dra. Gloria Torres
Delegada de AMYTS en el SUMMA 112