Dr. Gabriel del Pozo. |
Dicen que las
crisis son oportunidades de mejora. En mala hora llegó ésta, sobre
todo para aquéllos que han perdido su trabajo. Y pensando que, con
independencia de las crisis, deberíamos estar siempre analizando
cómo mejorar todo lo que hacemos, no seamos tercos y recapacitemos
en cómo podemos mejorar lo que tenemos.
Sí, es
verdad que una situación económica desfavorable nos obliga a
rentabilizar mejor nuestros recursos; en épocas de bonanza, la
ineficacia puede compensarse con aumento de gasto o aumento de
profesionales para que, al final, lo que debiera hacer uno lo hagan
entre varios. Ahora no tenemos esa posibilidad, y los médicos
estamos demostrando que sabemos pensar y aplicar la mejora en nuestra
actividad.
La duda se
plantea en cómo afrontan la crisis nuestros dirigentes, pues la
sensación que trasmiten a la sociedad es que no intentan combatir la
misma o, mejor dicho, que sus ideas o lo que llevan a la práctica
para minimizarla es escaso. Quizá han estado durante mucho tiempo
tirando con “pólvora del rey” y ahora que ya no sobra parece
que, bien porque carecen de ideas o de medios, o por necesidades
políticas, o porque en el fondo se deben a los votos, sólo saben
aplicar sus medidas en una parte del proceso, como si los
profesionales fuéramos los culpables del gasto y las grietas de la
tubería por donde se están escapando los recursos.
No se
plantean nuestros dirigentes quiénes fueron los culpables de que se
abrieran nuevos hospitales en nuestra Comunidad, sin un criterio de
necesidad, sin optimizar los que ya teníamos en funcionamiento,
siguiendo sólo el albur de procesos electorales o de callar a aquel
que más levantaba la voz. Han contribuido a construir una sociedad
de niños mal criados que saben que con la pataleta y el grito todo
se consigue, y no lo reconocen, pero es parte de su responsabilidad.
El niño y la sociedad tienen capacidad de raciocinio, son capaces de
entender si se les explica y argumenta, cuándo se pueden dar unas
cosas y cuándo no.
Hay un refrán
que dice “Calvo o tres pelucas”, y durante los últimos tiempos
hemos estado en la zona de las tres pelucas. Hasta los años ochenta,
en la zona sur de nuestra Comunidad no existía más hospital que el
12 de Octubre. Las urgencias de Getafe, Parla, Griñón y el resto de
pueblos de esa zona debían acudir a urgencias al hospital de la Cruz
Roja, y les recuerdo que el mismo está en la zona de Cuatro Caminos;
y los de Aranjuez y alrededores acudían a las urgencias del hospital
12 de Octubre. Por fin, en los ochenta se pone en funcionamiento el
hospital de Getafe. Pero, en los últimos años, no solo funcionan
Getafe y el 12 de Octubre, se abren Valdemoro, Tajo (en Aranjuez) y
Parla. Esto referido a la zona sur, pero se pueden hacer referencias,
con situación superponible, al resto de la Comunidad. ¿Eran todos
necesarios?
Démonos
cuenta que, ahora, el funcionamiento de casi todos está por debajo
de lo que podrían ofrecer, pero los gastos han aumentado
considerablemente para mantenerlos y para dotarlos. Nuestros
imaginativos políticos han pensado que la solución a todo ello es
privatizar seis de los mismos, pues los gestores de la empresa
privada tienen mucha más capacidad y preparación para hacer
rentables los mismos. Queridos políticos, tenemos dos problemas. Por
un lado, si los gestores de la empresa pública no lo han hecho bien,
habrá que pedir responsabilidades a los mismos y, sobre todo, a
quien los nombró. Y, por otro lado, esos gestores tan excelsos que
tiene la empresa privada, en su mayoría provienen del sector
público, muchos funcionarios en excedencia; ¿cómo se es excelente
en la gestión en el sector privado y más deficiente, por decirlo
suavemente, en el público? Si su preparación se supone que es la
misma, ¿por qué esta diferencia de resultados? ¿Se les deja
trabajar en ambos sectores de la misma forma? ¿Solo abandonan y
fichan por la empresa privada los gestores bien preparados? ¿O los
gestores de La empresa pública tienen perfil político y no
profesional?
Señores
políticos, ¿alguna vez van a ser capaces de realizar su trabajo
pensando en los ciudadanos, en el bien común, y no solo en los votos
que van a obtener con sus actos? ¿Cuándo dejarán de realizar
acciones de “pan y circo”, y pensarán en lo que el pueblo
necesita? Desgraciadamente, la experiencia vivida hasta ahora, salvo
raras excepciones, nos ha demostrado que cuando mejor gobiernan es
cuando están en la oposición, pues desde ahí siempre ven los
errores que comete el que gobierna. Pero, cuando llegan al cargo, se
vuelven ciegos y caen en los mismos errores.
Por favor,
gobiernen para los ciudadanos, y sean capaces de decir no cuando hay
que decir no, aunque les reste votos, pensando que lo que ahora les
criticarán la historia se lo reconocerá. Si hasta en algún anuncio
publicitario se justifica la necesidad de ahorrar y se educa para
reconocer los recortes en el futuro, sean coherentes: “gobiernen”,
que el tiempo y la historia harán balance de su gestión.
Dr. Gabriel del Pozo.
Vicesecretario general de AMYTS