Dr. Cistobal López-Cortijo |
Muchos de los que formamos parte de
AMYTS en la actualidad tuvimos el primer contacto político con las
más altas autoridades de la Comunidad de Madrid allá por Marzo de
2003. Doña Esperanza Aguirre, a la sazón nuevamente candidata a la
presidencia tras una legislatura que finalizó con las transferencias
sanitarias recién otorgadas, nos visitó en la Mesa de Hospitales
del ICOMEM para ilustrarnos de sus logros y pedir el voto a los
médicos.
Vino acompañada de Ignacio Echaniz, entonces Consejero de
Sanidad, y aún recuerdo sus frases campechanas ante nuestras quejas
: “ …Iñaki hay que resolver esto, no puede ser que los médicos
no tengan poder de decisión en sus hospitales…, tenemos que
cambiar el organigrama de los hospitales para devolver el
protagonismo al médico”, “¿Cómo que el Director Médico no
manda más que el Director de Enfermería? Esto es un sin sentido…
“.
Durante aquella charla le expusimos
cómo la LOSCAM y las flamantes transferencias eran una oportunidad
para reestructurar y vertebrar el Sistema Sanitario Público
Madrileño, unificarlo, modernizarlo, dar responsabilidad y
protagonismo a los profesionales sanitarios, motivarles, planificar
adecuadamente la Atención Primaria... En aquel momento los gestores
sanitarios hablaban de aumentar considerablemente el número de
Centros de Salud y adecuar las plantillas de los Hospitales a la
demanda real de la población de Madrid, que no dejaba de crecer. El
presupuesto a disposición de los políticos era de 700.000 millones
de pesetas (unos 4.200 millones de Euros actuales). Teníamos delante
de nosotros la oportunidad de, uniendo el Servicio Regional de Salud
y lo heredado del INSALUD, construir esa Red Sanitaria Única de
Utilidad Pública que podía constituir el mejor servicio sanitario
público de España.
Salimos de la reunión esperanzados
(nunca mejor dicho), y muchos médicos pusieron su confianza
electoral en el PP, que a la postre ganó las elecciones en Junio
gracias al “tamayazo”. Pero el gobierno madrileño del PP no
quiso escuchar nuestras propuestas de reforma , mejora y motivación.
En vez de trabajar en el sistema público de una forma reflexiva se
disparó con propuestas meramente electorales: construir 7 nuevos
hospitales (“Voy a poner un especialista en la puerta de cada
madrileño”), promesa de lista de espera quirúrgica inferior al
mes (“S algún madrileño espera más de un mes para operarse
dimitiré como Presidenta”), construir hospitales de camas
individuales y con gestión externalizada de lo no sanitario,
construir un Centro de Salud por cada 10.000 habitantes (por cierto,
la única promesa racional y que nunca se cumplió).
Como se ve, pudieron más los cantos de
sirena de sus asesores sanitarios (en aquel momento ya era Consejero
de Sanidad J.J. Güemes), que buscaban el rédito electoral a corto
plazo por encima de los verdaderos intereses del Sistema Sanitario.
El “tamayazo” les había asustado y querían ganar las elecciones
de 2007; y lo consiguieron, todos los votos de las localidades
periféricas en Madrid donde se inauguraron centros sanitarios
cambiaron su color y beneficiaron al PP.
Ellos habían conseguido su objetivo,
como políticos de partido habían cumplido, pero se perdió una
oportunidad de hacer no solo sostenible, sino además envidiable el
Sistema Sanitario Público de Madrid. Este rumbo llevó a la Sanidad
Madrileña a una legislatura en la que, con una clara mayoría
absoluta, nuestros gobernantes presumían del sistema sanitario
madrileño en todas las ocasiones en que les era posible. Era su
enseña electoral, pero no se daban cuenta de que habían puesto en
marcha unas medidas que, aunque muy rentables desde el punto
electoral, iban a significar el peligro de la sostenibilidad
económica del sistema.
Ya desde 2008 comenzó en España la
crisis económica, con problemas de financiación pública que se
acrecentaban año a año. En el año 2010 se aplazan los pagos a las
concesionarias privadas de los nuevos hospitales y a los proveedores
sanitarios, y se guardan facturas en los cajones. Esperanza Aguirre
presume de que Madrid es la única Comunidad que mantiene un déficit
público controlado y, simultáneamente, comienza a bajar el sueldo
a los profesionales: se congela la carrera profesional, se incumplen
pactos firmes previos en aras del mal estado de la economía... Pero
llega en el 2011 un decreto del Gobierno central que obliga a pagar a
los proveedores y las facturas afloran, con lo que en Madrid el
déficit público se duplica y, de repente, ya no cumplimos con lo
estipulado. En el Gobierno de Madrid se reclama contra un sistema de
financiación del Estado que consideran injusto. En el año 2012 y
siempre dentro de este estado de precariedad presupuestaria, se sigue
bajando el sueldo de los empleados públicos de forma manifiesta y el
de los médicos por encima de cualquier otro: la media de pérdida
adquisitiva desde 2007 es de cerca del 30 %.
Pero existe una parcela privilegiada
para la que no hay crisis , ni restricciones presupuestarias: los
conciertos asistenciales con entidades privadas. A lo largo de 2012
se aumenta un 20 % el canon a las concesionarias, bajo la supuesta
excusa de obras realizadas no presupuestadas. El presupuesto
sanitario de ese año aumenta en un 0,02 %, pero la parte que
corresponde a la gestión sanitaria privada aumenta mucho más, por
lo que se comienza a producir, de hecho, la descapitalización de la
asistencia sanitaria pública. En el presupuesto de 2013, se incluye
un Plan de Sostenibilidad para evitar el colapso presupuestario
sanitario ante la disyuntiva de cerrar 6 hospitales o de no pagar las
nóminas en Junio; frente a esta situación, se presenta como
alternativa la Privatización de las Gestión Sanitaria de 6 de los
hospitales inaugurados en 2007 y de un gran número de Centros de
Salud.
Y aquí llegó la segunda oportunidad .
Todo el Sistema Sanitario y gran parte de la sociedad se movilizan en
contra de este fatuo destino, se organizan huelgas, algaradas
callejeras, campañas de prensa... Sí, pero al mismo tiempo los
médicos en los distintos foros nos ponemos a trabajar y a
reflexionar sobre alternativas al Plan de Sostenibilidad que eviten
la Privatización de gran parte de nuestro Sistema Sanitario Público,
no porque los médicos estemos en contra de la gestión privada, sino
porque entendemos que tal como lo plantea el Gobierno este cambio de
gestión es un sinsentido, no tiene mecanismos de control real de la
calidad asistencial, no se basa en estudios que lo refrenden y pone
en gran peligro el sistema en un futuro inmediato.
Desde instituciones profesionales de
todo tipo, AMYTS entre otras, se presentan planes de reforma y
ahorro. Es un momento perfecto, todos somos conscientes de la
situación económica; el médico no va a pedir dinero, solo
organización racional de su trabajo; los hospitales que se quieren
privatizar y todos los demás pueden realizar un gran esfuerzo de
ahorro y racionalización de su trabajo. Tenemos los brazos
remangados para ponernos a trabajar más intensamente si cabe, a
buscar cada uno en nuestra consulta, planta o quirófano donde
reducir el gasto, pero siempre dentro de un sistema de gestión
pública, que no tenga más intereses que los puramente asistenciales
dentro de los presupuestos otorgados: los profesionales sanitarios
conocemos nuestro trabajo y somos capaces de sacar adelante el
sistema a pesar de la crisis económica.
Pero otra vez los políticos, desde su
torre de marfil electoral, se sienten omnipotentes y, haciendo caso
omiso a toda esta oferta, optan por la opción más cortoplacista:
“que me solucione el problema la empresa privada, y yo ya le pagaré
como pueda, cuando las cosas vengan mejor dadas”. Una opción que
les permite cuadrar el presupuesto en los próximos 2 años , justo
antes de las próximas elecciones, pero que deja el futuro del
Sistema Sanitario al albur de demasiadas variables.
Incluso obviando
intereses particulares que alguien pudiera tener, lo que se está
proponiendo en Madrid con la privatización de 6 hospitales y de un
número indeterminado de Centros de Salud constituirá un gran
fiasco, porque esto ya se ha hecho antes en España y en el
extranjero y siempre ha acabado igual, con un aumento progresivo de
los costes que ha obligado a la Administración a suspender el
concierto y retomar la gestión, o a incrementar de forma creciente
sus aportaciones sin límite conocido. Ese es el futuro que nos
espera a los madrileños en pocos años, y todo porque la
Administración se muestra prepotente y hace oídos sordos a las
soluciones que le plantean los profesionales, perdiendo así la
oportunidad de dar una solución sólida a los problemas.
Me temo que ésta no será la última
oportunidad perdida.
Dr. Cristobal López-Cortijo Gómez de Salazar
Vicepresidente de AMYTS