domingo, 2 de noviembre de 2014

CONTRAPORTADA. "Enfermería, mayor reconocimiento y visibilidad profesional", por José Manuel Freire, secretario general de SATSE Madrid

José Manuel Freire Calvo.
La transformación vivida por la profesión enfermera en las últimas décadas va en paralelo no sólo a la experimentada por el país en general sino sobre todo del Sistema Nacional de Salud. El sistema sanitario público, con los pros y los contras en su desarrollo e implantación en las diferentes comunidades autónomas, es un ejemplo de equidad y cohesión, además de unos de los pilares fundamentales del Estado del Bienestar. Sin duda, una de las conquistas sociales del último siglo que nos ha permitido entrar en la modernización y equipararnos a los países más avanzados de la Unión Europea. 


A pesar de los recortes, como consecuencia de la crisis que venimos padeciendo desde hace siete años, la sanidad pública y sus profesionales son un ejemplo y un estandarte del buen hacer y respetado y admirado por la mayoría de los ciudadanos, como se viene ratificando con continuidad por la sociedad española.

En éste contexto hay que situar el desarrollo y la implicación de la profesión enfermera en las últimas cuatro décadas. Un tiempo prodigioso y épico para Enfermería por su evolución y transformación. Son pocas las profesiones que pueden vanagloriarse de acceder al rango máximo académico en tan corto plazo. Pasar de ayudantes técnicos sanitarios al grado, por el paso intermedio de la diplomatura dice mucho del deseo de superación y formación que demuestran las enfermeras y enfermeros, accediendo, a partir de ahora, a los máster universitarios y al doctorado, ocupando además responsabilidades claves en el mundo de la docencia. Son aspectos claves que nos permite vislumbrar un futuro esperanzador para la profesión enfermera en la universidad y en la investigación donde se abren expectativas brillantes para Enfermería siempre que se subsanen las dificultades que tiene nuestra profesión para investigar en comparación con otras profesiones. Seguimos siendo el “patito feo” en la investigación enfermera en relación con otros países de nuestro entorno, especialmente con los del área anglosajona. Hay que eliminar las barreras que frenan su desarrollo y apostar decididamente por las enfermeras investigadoras.

Si en la Universidad se abren nuevas oportunidades, en los centros sanitarios – ya sean en los hospitales o en los de atención primaria-, enfermería sale reforzada. Nuestros profesionales quizá sean los más preparados y los más cualificados de la Unión Europea. No es chauvinismo, no. Nos lo vienen diciendo desde los organismos internacionales de la salud y de los propios países de nuestro entorno. Somos líderes en los cuidados y se abren nuevas ventanas en el sistema sanitario para seguir avanzando en el desarrollo profesional. Las consultas de enfermería o la prescripción enfermera son cruciales y marcan el camino hacia el futuro. Sólo hay que recurrir a los informes de la OMS para darnos cuenta de la trascendencia que da esta agencia a la profesión enfermera en el futuro de los sistemas sanitarios. Enfermería quiere ser protagonista tanto en los equipos multidisciplinarios como también en la gestión de los recursos de la sanidad, sin abandonar la esencia de la profesión que son los cuidados. Hay muchas cosas por hacer, y más en un tiempo en el que se cuestiona todo a causa de los recortes. Sin embargo, ante las dificultades seguimos progresando como se demuestra con el desarrollo de las especialidades de enfermería. Poco a poco, a veces con demasiada lentitud las especialidades enfermeras son una realidad, aunque aún falta alguna por plasmarse en el sistema sanitario. 

Nadie puede negar el avance experimentado por la profesión y su implicación en el Sistema Nacional de Salud. Su trabajo es reconocido por los propios ciudadanos, como nos lo viene diciendo las encuestas del Centro de Investigación Sociológica (CIS) donde siempre se destaca la alta valoración que dan al papel que desempeñan las enfermeras en los centros sanitarios. Sin embargo, éste reconocimiento a su alta cualificación y preparación en el ejercicio de su profesión no se traslada a cuestiones laborales y económicas por los gestores de la sanidad. Aquí, está unos de los problemas que desmotivan a nuestros profesionales. Si éstos contribuyen, gracias a su formación académica - con el grado- a que funcione mejor el sistema sanitario también debería tener consecuencias y reconocimiento en derechos laborales y económicos. Esta quizá sea una de las reivindicaciones prioritarias para el colectivo enfermera en los próximos años. Está sobre la mesa de negociación y existe cierta sensibilidad por lograrlo, a pesar de los recortes que nos están asfixiando hasta límites insospechables.

El futuro enfermera hay que mirarlo con optimismo. A pesar de las dificultades y de los retos que hay que asumir para cambiar cosas, enfermería quiere asumir mayor protagonismo tanto en los centros sanitarios como en la sociedad. Hay que eliminar, de una vez por toda, esa capa de invisibilidad que atosiga a nuestra profesión en beneficio de otras. Enfermerías quiere brillar por sí misma, ser reconocida como actor principal por la sociedad. No como uno secundario, nos lo están demandando tanto nuestros profesionales como la propia sociedad. Ese buen hacer y ese protagonismo nos lo hemos ganado con esfuerzo, subiendo, peldaño a peldaño, la escalera del desarrollo profesional. La ruptura del velo de la invisibilidad se ha plasmado en las últimas semanas en las redes sociales con el papel desempeñado por enfermería en el cuidado a una compañera infectada por el ébola.

José Manuel Freire Calvo,
secretario general de SATSE Madrid