Dra. Ángela Hernández Puente. |
Quiero
escribir a todos esos compañeros médicos que hace casi once meses
arrojaron la toalla antes de plantear batalla. Desde el profundo
respeto a todas las posiciones, recuerdo en concreto, cuando iba
elaborando servicio a servicio una “radiografía” del hospital
del Sureste, cómo iban a quedar las condiciones laborales de los
médicos del hospital: un 19% de médicos con plaza fija que
desconocían su futuro aunque tenían un puesto de trabajo asegurado,
y otro 81% que no lo tenían. En una de esas entrevistas, uno de mis
compañeros me explicó muy seriamente las cinco etapas principales
en el proceso de duelo de Elizabeth Kubler-Ross.
Porque aunque
parece que el viento sopla a nuestro favor, no podemos olvidar que
hay problemas de sostenibilidad del sistema que van mucho más allá
de poner dicha palabra en un “Plan” para hacer una trasvase a la
privada de lo que no se quiere o no se ha sido capaz de gestionar, o
porque por ideología o por posibilidades de negocio se quiere
transformar radicalmente. Existen problemas que hay que tener la
entereza de abordar.
Puesto que
hablo desde un sindicato profesional, uno que no es un problema menor
es la relación contractual de los médicos. Habrá que detenerse a
pensar: ¿es lógico seguir realizando ofertas de empleo público y a
la vez pretender privatizar la asistencia sanitaria de 1,2 millones
de madrileños? ¿Serán oposiciones que tras resolverse tendremos
que pasar por el calvario de ver cómo se redistribuye después al
personal cuando a la Consejería le acometa otro arrebato
privatizador? Lo vivimos con el personal no sanitario del Hospital
Universitario Puerta de Hierro, está pasando con el personal de
lavandería de Mejorada del Campo. Ahora el personal sanitario y,
concretamente, los médicos, que desgraciadamente nos hemos sentido
intocables en ocasiones, también sabemos que la plaza de hoy puede
ser la movilidad “voluntaria” sin conocer destino de mañana.
Otro problema
sangrante: los eventuales. La Consejería lejos de resolver la
precariedad de miles, y digo bien, miles de médicos que llevan
concatenando contratos eventuales durante AÑOS (resalto años y
conocemos casos de más de 7 años), lejos de transformarlos en
interinos en plazas estructurales, que realmente son, y fomentar
oposiciones anuales (y no estos goteos preelectorales que ya más nos
enervan que nos dejan tranquilos), retuercen las posibilidades de
eventualidad atreviéndose a ofrecer contratos eventuales al 50%.
¿Alegará la Consejería que no nos presentamos a las ofertas de
empleo público? ¡Claro que nos presentamos, Sr. Consejero!
Me pregunto
qué médico eventual que ha ido firmando cada seis meses (y aquello
parecía malo) y ahora cada mes y obligados a disfrutar sus
vacaciones de dos en dos días por cada contrato bajo amenaza de
tener que entrar en un recurso administrativo para poder cobrar los
día no disfrutados de no hacerlo así, no firmaría un contrato
laboral indefinido que se tuviera la valentía de ofrecer desde la
Consejería. ¿Y también dirán que los médicos aceptan los
contratos eventuales al 50%? ¡Pues claro! Eso no implica ninguna
hazaña de gestión, señores de la Consejería de Sanidad, ni mejora
un sistema que funciona a base de vocación y “lex artis”, pero
que en estas condiciones no funcionará para siempre. ¿Y aún se
echan las manos a la cabeza cuando los médicos nos hemos levantado?
Lo desconcertante es que no nos hubiéramos levantado antes.
Toca hacer
una revisión en conjunto de la profesión médica, obteniendo una
visión que aúne a todos los profesionales: con plaza fija, con
pocas probabilidades de obtenerla jamás, que trabajen para la
sanidad pública o la privada. Todos deseamos lo mejor para el
paciente en unas condiciones de trabajo dignas y reconocidas. Pero,
¿cómo lograrlo para que vaya más allá de buenas intenciones o la
continua negativa de la Consejería de Sanidad? Tenemos que ser
muchos y creer de verdad que las cosas pueden lograrse con la
implicación de todos.
Ángela Hernández Puente
Responsable sector de Atención Hospitalaria de AMYTS