sábado, 18 de mayo de 2013

CON FIRMA. "Del Colegio de Médicos", por Javier López de la Morena

Dr. Javier López de la Morena

La institución médica colegial siempre se ha percibido como un ente obligatorio y lejano, con poca repercusión en el desarrollo de nuestra actividad médica. Su rígida estructura presidencialista, su anticuada distribución en vocalías y se enorme lejanía del conjunto de los facultativos hacen de ella una organización con escasa repercusión en el desarrollo profesional. Dada la obligatoriedad de su existencia y el consiguiente aporte económico que genera, nos encontramos ante un apetitoso bocado económico para ambiciones ajenas a la profesión.






El médico, al no sentir dicha institución como propia, ignora su potencial regulador y rechaza cualquier intervención colegial en su vida profesional. Los diferentes avatares por los que ha pasado el Colegio, desde el feroz endeudamiento de antaño hasta la precariedad de la Junta actual, pasando por la gestión anterior absolutamente controlada por una empresa externa, indican la importancia económica de la entidad que la hace tan apetecible a intereses espurios ajenos a la auténtica razón de su existencia.

Pero cabría preguntarse: si otra estructura organizativa y otros principios institucionales fueran posibles, entonces ¿la colegiación tendría el respaldo de la mayoría de los médicos? Es posible que sí. Tendría que conseguir hacer del Colegio la auténtica casa del médico, adaptando las normas de actuación de la profesión a la época que vivimos.

Un Colegio de Médicos como el actual se ha convertido en un bocado apetecible para unas minorías capitalistas ávidas de negocio fácil y seguro, al ser las aportaciones colegiales obligatorias y el número de médicos abundante. De ahí la intención de la mayoría de los colegiados de limitar la presencia de empresas externas, que han mostrado una nefasta influencia en el desarrollo de la actividad colegial y han contribuido a su desprestigio.

Todo esto ha contribuido a la situación actual con una Junta débil en vías de disolución, provocada por la precipitada y poco meditada elección de gerente, asesores y otras figuras inexistentes en los Estatutos colegiales y, por lo tanto, no reguladas en el texto que debería servir como guía indiscutible de actuación.

¿Qué hemos de hacer si queremos regenerar las estructuras colegiales y hacer de esta institución un modelo que garantice las pautas adecuadas para la práctica de la Medicina? Es difícil afrontar cualquier cambio en tan rígida institución ante el poco interés que despierta entre sus obligados socios, por lo que convendría unificar a todos los interesados en que esta institución funcione, entendiendo por interesados a todos aquellos que presentaron candidatura en las últimas elecciones, un total de 7 candidaturas. Todos ellos y a la Junta Directiva actual, con ánimo de salvaguardar una institución que se desmorona, deberían crear un grupo de trabajo sin intereses espurios que afronte los cambios estructurales que la organización necesita y los plasme en unos nuevos y modernos Estatutos que contengan las modificaciones precisas.

Este podría ser el inicio de regeneración de una Institución que debería marcar los aspectos técnicos y profesionales del ejercicio médico con patrones exigentes de calidad, y que, al mismo tiempo, marque los límites tolerables de presión asistencial y garantice el apoyo a unos emolumentos acordes con la responsabilidad de los médicos.
En la actualidad la gestión sanitaria está en las manos de las distintas autoridades autonómicas que, con criterios de oportunidad política, anteponen su demagógica política de complacencia (por su obsesiva necesidad de votos) a la calidad de los servicios prestados. La disparidad de criterios influye en la desaparición de organismos necesarios que contemplan aspectos preventivos y de política sanitaria (higiene, alimentación, vacunaciones, etc.), que anteponen la labor asistencial como medida prioritaria de su buena gestión.

La Institución Colegial debería recuperar su función marcando las pautas de actuación de la práctica médica, promoviendo un alto nivel formativo y vigilando la actuación de las autoridades autonómicas en la regulación de la actividad sanitaria.

Hemos de conseguir un Colegio garante de un código de conducta del profesionalismo médico, teniendo como función primordial la de proteger, promover y mantener la salud de los ciudadanos.  

                                                                                                               Fco. Javier López de la Morena