domingo, 29 de junio de 2014

CONTRAPORTADA. "La Neumologia del siglo XXI: necesidades, carencias y soluciones", por Pilar de Lucas, presidenta de la SEPAR

Dra. Pilar de Lucas Ramos.
Han transcurrido más de 30 años desde que en 1977 se reconoce oficialmente a la Neumología como una especialidad, individualizándose así de la hasta entonces existente de Pulmón y Corazón. Es el reconocimiento oficial de la enorme evolución experimentada desde la antigua tisiología a la neumología moderna. 

¿Cómo nos encontramos ahora? Pues sin ninguna duda con una tremenda disociación entre lo que, por un lado representan las enfermedades respiratorias, la tercera causa de muerte en nuestro entorno, y la importancia que desde las administraciones sanitarias recibe la Neumología que es, sin ninguna duda muy insuficiente. En un modelo sanitario centrado en el enfermo, el objetivo de la Neumologia no puede ser otro que proporcionar una atención clínica de excelencia a aquellos que padecen enfermedades respiatorias. Y esto exige disponer de unidades complejas en las que poder desarrollar una Neumologia moderna y eficiente, basada sin duda en el conocimiento epidemiológico, fisiopatológico y clínico de las enfermedades, pero con acceso a las técnicas propias de la especialidad, hoy en dia imprescindibles. Así, una unidad de Neumología debe disponer a un laboratorio de función pulmonar, un área de neumología intervencionista, un área de trastornos respiratorios y un área de cuidados intermedios respiratorios. Y sin embargo, esto no es ni mucho menos una realidad: los laboratorios de función pulmonar bien dotados son muy escasos, la Neumología intervencionista tampoco es una constante, los trastornos respiratorios del sueño se atienden con recursos muy limitados en la mayor parte de los centros y las unidades de cuidados intermedios respiratorios son prácticamente inexistente en nuestro medio. Es más, en este último caso algunas de las pocas funcionantes, se han visto amenazadas en los últimos años, en aras de las “reformas/recortes”. Por si esto fuera poco, las plantillas de los servicios de Neumología no solo no se han incrementado en razón de la demanda creciente, sino que se han visto reducidas en virtud de la amortización de las vacantes producidas por jubilación.

Claro está que es necesario compatibilizar lo deseable con lo posible y, atendiendo al mantenimiento de un sistema de salud público, gratuito y de calidad excelente, se hace preciso gestionar adecuadamente los recursos disponibles. Y esto siempre asegurando tambien la equidad del sistema, algo que siempre se menciona y que mucho me temo que no siempre se atiende. Y gestionar no es sencillo, pero tampoco misión imposible, como parece derivarse de algunas actitudes de los responsables políticos de la salud, actitudes que traducen la creencia de que la gestión eficiente de la sanidad pública es inalcanzable. Solo hay que conocer las necesidades de acuerdo con la pirámide poblacional, la prevalencia de las enfermedades y la complejidad de las mismas. Estimar los recursos necesarios para subvenir a estas necesidades y, por último, distribuirlos de forma adecuada. Y esto último no es fácil: no basta hacer una división o una regla de tres. 

Es evidente que ya sea por su baja prevalencia, por su alta complejidad o por la necesidad de una estructura física de mayor coste, no todas las prestaciones que recoge la cartera básica de servicios pueden ni deben ser accesible en todas las unidades de Neumología, pero también lo es hay que crear redes asistenciales de verdad, con criterios y procedimientos de derivación claramente establecidos en tiempo y forma, de manera que se asegure la verdadera equidad del sistema: el acceso a todas las prestaciones y la calidad en cada una de ellas, puesta de manifiesto por los indicadores de resultados. El compromiso de la Sociedad Española de Neumología y Cirugia Torácica con este concepto del trabajo en red se ha puesto de manifiesto con la puesta en marcha de los criterios para la acreditación de áreas asistenciales, en las que ya se establecen tres niveles de complejidad, básica, media y avanzada, en cada uno de los cuales se puede alcanzar la excelencia, pero que establece la obligatoriedad de definir mecanismos de derivación entre las unidades básicas e intermedias y las avanzadas. La existencia de redes, cuando las haya, no puede sin embargo excluir una dotación mínima permanente en cada una de las unidades o servicios de Neumología: la prevalencia de las enfermedades respiratorias y la presentación de situaciones agudas que hacen preciso intervenciones inmediatas así lo exige. No se puede poner en funcionamiento una unidad de Neumología con uno dos o tres neumólogos, como se ha hecho en muchas ocasiones, por que esto no permite alcanzar la necesaria calidad asistencial. No hablemos ya de atender a la docencia o a la imprescindible investigación clínica, cuya ausencia desemboca en pérdida de esa calidad asistencial. 

Y, al igual que es necesario el desarrollo de redes hospitalarias, dentro de cada servicio de Neumología se precisa de una adecuada gestión que establezca la asignación de recursos a las diferentes áreas asistenciales del mismo, y esto es especialmente necesario en los grandes centros en las que esta últimas se encuentran más desarrolladas. Y sin duda son los propios responsables de los servicios los que se encuentran más capacitados para llevar a cabo esa gestión por que son los que mejor pueden estimar la carga asistencial representada por las diferentes enfermedades y las necesidades diagnósticas y terapeúticas que estas comportan y los que, además, saben realmente valorar cual ha de ser el posicionamiento de su unidad dentro de la red hospitalaria. La gestión clínica autónoma, que va más allá de la toma de decisiones diagnósticas y alcanza a la toma de decisiones en recursos físicos y humanos, es la mejor forma para llegar a poseer unidades o servicios eficientes, teniendo en cuenta que la eficiencia sin calidad es imposible. 

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha desarrollado una estructura muy sólida en la investigación de las enfermedades respiratorias y en la formación continuada de sus profesionales. Pero en estos momentos consideramos igualmente prioritario trabajar en la mejora de las unidades asistenciales y para esto consideramos imprescindibles: adecuar las plantillas en forma que pueda atenderse debidamente no solo la asistencia sino también la docencia y la investigación clínica, asegurar que en todos los servicios se disponga de la estructura necesaria para garantizar la asistencia integral a las enfermedades respiratorias, incluyendo los cuidados respiratorios semicríticos y poner en marcha los planes estratégicos de la especialidad que contemplen la atención en red como garantía de equidad. Junto a estas demandas, la sociedad apuesta firmemente por la calidad y el compromiso con la sociedad. Estamos ahora a punto de culminar nuestros planes de desarrollo profesional continuo y de recertificación del desarrollo profesional y hemos puesto en marcha un ambicioso plan de formación en gestión y esto así por que apoyamos firmemente el desarrollo de unidades de gestión clínica autónomas así como la creación de redes asistenciales que aseguren la equidad y la calidad asistencial neumológica a toda la población. Medir y evaluar los resultados de la actividad es otro aspecto absolutamente necesario y la sociedad ya trabaja en la definición de estándares de calidad y de indicadores para los diferentes procesos, algunos de los cuales están ya finalizados y son utilizados por nuestros socios. Por último, pero muy importante, somos muy conscientes de que el trabajo de la sociedad debe integrarse con el de los agentes sociales, las asociaciones de pacientes y por supuesto la administración, que esperamos que quiera aprovechar el enorme capital científico y humano que se le ofrece. Nuestro fin último no es otro que alcanzar la mejor atención posible para los enfermos con patologías respiratorias. 

Pilar de Lucas Ramos,
presidenta de SEPAR

* Pilar de Lucas Ramos, licenciada en Medicina y Cirugía, especialista en Neumología y doctora en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid. Es máster en Dirección de Unidades Clínica por la Universidad Española a Distancia. Actualmente es jefa de Sección de Neumología en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid. Ha trabajado activamente en órganos directivos de sociedades científicas, siendo miembro de la Junta Directiva de NEUMOMADRID como vocal científico desde 1994 a 1999 y presidenta de dicha sociedad desde el año 2001 al 2005. Miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) desde 1978 ha sido vocal de su junta directiva desde el año 1998 al 2001, directora del Comité de formación y docencia desde el 2005 al 2011 y desde el año 2012 es la presidenta de esta sociedad.