domingo, 7 de septiembre de 2014

SALUD LABORAL. “Pendientes del Ébola, preparados para Ébola”, por Miguel Ángel García Pérez

En las últimas semanas, desde AMYTS hemos vuelto a mirar hacia el brote de Ebola, que se reactivaba desde el comienzo de nuestro verano. Y lo hemos hecho por varias razones: 
  • Por un lado, porque es un drama humano de dimensiones considerables: casi 4.000 pacientes afectados, de los que ha muerto prácticamente la mitad, según las cifras oficiales, aunque parece que la dimensión real es mayor, a juzgar por actitudes detectadas de ocultación y refugio de pacientes que no acuden a los escasos, sobrecargados y frecuentemente mal dotados dispositivos sanitarios existentes en la zona. 
  • Por otro, porque su evolución hace cada vez más verosímil que puedan detectarse casos en nuestro país, debido al crecimiento descontrolado de la epidemia en los lugares de origen, a su prolongado período de incubación y a la movilidad internacional actualmente existente. Ello origina, lógicamente, temor entre nuestros ciudadanos.
  • Y finalmente, porque como organización profesional de carácter sindical, AMYTS se preocupa por la seguridad de los médicos, sobre todo de aquéllos que puedan tener que enfrentarse a posibles casos de la enfermedad en nuestro país. 

Ésta es la razón por la que, desde el inicio, hemos estado pendientes de la evolución del brote por virus Ebola. En un principio, con una actitud expectante ante la impresibilidad de dicha evolución, trajimos a nuestras páginas una breve información sobre la situación de la enfermedad, las pautas sobre su prevención y las medidas básicas a tener en cuenta ante un posible contacto y una revisión clínica de la misma. Más tarde, ante el rebrote producido desde el mes de julio, comenzando a exigir a las autoridades sanitarias que se concretaran los protocolos de actuación en los diferentes ámbitos asistenciales: si en el nivel hospitalario, la repatriación del misionero español Miguel Pajares obligó a la elaboración de dicho protocolo y a su puesta en práctica, con un reacondicionamiento apresurado del recientemente desmantelado Carlos III (hoy recuperado como “pabellón” del Hospital Universitario La Paz, para no dar a entender que se ha dado marcha atrás), a nivel de Atención Primaria ha habido que exigirle públicamente a la Dirección General correspondiente que definiese esos protocolos, y pedir al SUMMA que extendiera los que ya tenía para las unidades dedicadas al traslado de posibles pacientes al resto de unidades, que sin estar implicados en esa tarea, pueden tener que vérselas ante un caso sospechoso o posible en cualquiera de sus ámbitos de actuación.

La información de interés, de todas formas, permanece muy fraccionada. Por un lado, la información epidemiológica procedente de la Organización Mundial de la Salud, reflejada por diferentes entidades de vigilancia nacional (dentro del Ministerio de Sanidad) e internacional (los Centros de Prevención y Control de Enfermedades de EEUU -CDC- y la Unión Europea -ECDC-). Por otra, el protocolo general de actuación ante la enfermedad, cuyo resumen aparece publicado en la página web del Ministerio, aunque no hemos podido acceder en la misma al documento completo. Finalmente, los documentos correspondientes a los protocolos específicos aparecen publicados en redes locales de los dispositivos sanitarios, con lo cual no son accesibles al conjunto de los profesionales. Por ello, AMYTS ha dispuesto un espacio específico en su página web para agrupar los documentos que puedan ser de mayor interés para los médicos, a los que invitamos a hacernos llegar cualquier comentario o sugerencia de documento a través de nuestra dirección de correo revista@amyts.es

La intención de todo ello no es más que una: la de difundir la información existente en torno a la prevención de un posible contagio entre los profesionales, de forma que podamos pasar del temor ante lo (parcialmente) desconocido a la preparación ante lo que pudiera ocurrir, con el adecuado conocimiento de las técnicas necesarias para la prevención de riesgos que son absolutamente conocidos y fácilmente controlables. A todo ello deberá seguirse el garantizar, por parte de todas y cada una de las instituciones sanitarias, la adecuada disponibilidad de los medios necesarios. Aunque -¡ojalá!- no tengan que ser utilizados.

Y todo ello porque los profesionales sanitarios tenemos un mayor riesgo de exposición que la población general, en función de nuestro ejercicio profesional. Y si los médicos debemos ser responsables en este ejercicio (y como botón de muestra puede servir este ejemplo que publica una revista de renombre internacional como el New England Journal of Medicine), es también lógico esperar que la sociedad en su conjunto, y las Administraciones sanitarias en concreto, sean también responsables con los profesionales expuestos a riesgo. Y de ello debemos seguir estando pendientes. ¡TODOS!
Miguel Ángel García Pérez, médico de familia,
director médico de la Revista Madrileña de Medicina