Dra. Reyes Hernández Guillén |
En
el año 2005 se consiguió un acuerdo entre la Consejería de Sanidad
y las Organizaciones Sindicales presentes en Mesa sectorial para
unificar los criterios de contratación temporal para todas las
ofertas de trabajo superiores a un mes. Aunque no se llevó a cabo en
todas las categorías para las que estaba prevista, sí se hizo
efectivo para los Médicos de Familia y Pediatras de Atención
Primaria, mediante sendas resoluciones en febrero de 2006. Su
publicación fue recibida con satisfacción, pues permitía realizar
una contratación basada en los principios de igualdad, mérito y
capacidad, y bajo criterios comunes en las once Áreas Sanitarias que
existían en ese momento.
Desde
entonces, el desarrollo del funcionamiento de estas bolsas ha tenido
sus luces y sus sombras, que desde AMYTS hemos señalado y denunciado
a la Administración en muchas ocasiones, siempre prestando nuestra
absoluta colaboración para conseguir una selección lo más justa
posible para los compañeros que se encuentran en una situación
laboral precaria no deseada.
La
mayor
ventaja
de
la
existencia
de
estas
bolsas
centralizadas
es
conseguir
un
listado
ÚNICO
para
TODAS
LAS
ÁREAS
sanitarias,
realizado
con
unos
CRITERIOS
COMUNES
que
recogen
tanto
EXPERIENCIA
PROFESIONAL
como
OTROS
MÉRITOS
de
FORMACIÓN
E
INVESTIGACIÓN,
con
la
secundaria
contratación
por
orden
y
en
base
a
esa
baremación
común.
Pero
en
el
desarrollo
real
hemos
detectado
irregularidades,
incluso
situaciones
algo
injustas,
que
hacen
que
la
percepción
de
los
profesionales
resulte
a
veces
decepcionante.
Aún
creyendo
en
la
absoluta
necesidad
y
bondad
de
la
existencia
de
dichas
bolsas,
hay
aspectos
importantes
que
tenemos
que
conseguir
cambiar,
y
por
ello
voy
a
volver
a
señalarlos
públicamente,
con
la
esperanza
de
conseguir
algún
día
que
estos
problemas
se
solucionen.
El
primer
escollo
con
el
que
nos
encontramos
es
que
en
2006
se
constituyeron
Comisiones
de
Valoración
descentralizadas.
Aunque
existen
unos
criterios
comunes
que
dicta
la
Comisión
Central,
surgen
dudas
constantemente
y
acaban
tomándose
decisiones
que
en
ocasiones
son
distintas
en
algunas
de
las
comisiones,
con
las
consiguientes
desigualdades
en
las
baremaciones
según
el
área
sanitaria.
Y
aunque
en
teoría
estas
comisiones
deberían
ser
paritarias
entre
la
Administración
y
las
Organizaciones
Sindicales,
en
la
mayoría
de
los
casos
esto
no
ocurre,
y
tampoco
se
ha
respetado
en
todo
momento
el
principio
de
que
los
responsables
de
la
baremación
sean
de
igual
o
superior
categoría
a
la
de
los
aspirantes
que
van
a
ser
baremados.
Por
eso,
en
varias
ocasiones
hemos
manifestado,
y
seguimos
haciéndolo,
que
sería
deseable
una
baremación
centralizada
para
unificar
criterios
y
que
todos
los
profesionales
estuvieran
valorados
en
las
mismas
condiciones.
Tal
vez
en
relación
con
el
punto
anterior,
nos
encontramos
con
una
falta
de
depuración
en
las
bolsas,
donde
aparecen
profesionales
que
tienen
contratos
de
interinidad
(que
por
definición
no
deberían
aparecer
en
la
bolsa,
aunque
sea
conveniente
tenerlos
baremados,
sobre
todo
cuando
se
acerca
un
proceso
selectivo).
Este
hecho
provoca
que,
cuando
aparece
una
vacante,
los
administrativos
encargados
de
contactar
con
la
persona
a
la
que
corresponde
el
contrato
por
orden
de
puntuación,
acabe
claudicando
en
las
llamadas
pues
se
encuentra
que
la
respuesta
más
frecuente
es
que
ya
posee
una
interinidad.
Con
respecto
a
la
bolsa
de
Pediatría,
se
produce
otro
problema,
que
tiene
que
ver
con
la
aparición
en
la
misma
de
Médicos
de
Familia,
en
contra
de
lo
que
establece
la
propia
convocatoria.
Es
verdad
que
se
han
ofertado
y
se
siguen
ofertando
vacantes
de
Pediatría
que
no
pueden
cubrirse
por
pediatras
a
Médicos
de
Familia,
pero
probablemente
sería
mucho
más
eficaz
y
justo
que
existiera
una
bolsa
paralela
de
Médicos
de
Familia
dispuestos
a
trabajar
en
pediatría.
Al
no
estar
regulado
de
esta
manera,
hay
Médicos
de
Familia
que
están
excluidos
de
la
bolsa
de
pediatría
aunque
les
gustaría
que
les
llamaran
para
hacer
suplencias
en
estas
consultas.
Al
mismo
tiempo,
cada
vez
hay
más
pediatras
que
quieren
trabajar
en
Atención
Primaria,
y
que
debido
a
esta
disfunción
de
la
bolsa,
tienen
la
percepción
de
sentirse
excluidos.
Otro
problema detectado son los contratos absolutamente precarios para
cubrir sólo reducciones de jornada. En teoría, transcurridos 3
meses del inicio del contrato, deberían volver a colocarse en la
bolsa para ofertarles mejora de contrato; pero este proceso no
siempre se realiza adecuadamente.
Y
por
último,
en
ocasiones
hemos
detectado
que
se
han
realizado
contratos
de
larga
duración
sin
tener
en
cuenta
estrictamente
el
baremo
de
bolsa,
y
a
pesar
de
haberlo
denunciado,
no
se
ha
corregido
la
incidencia
o
el
error.
Todo
lo
anterior
es
el
resultado
de
la
ineficacia
de
la
Administración
para
realizar
correctamente
su
trabajo,
y
resulta
a
todas
luces
intolerable.
¿De
qué
serviría
que
diagnosticáramos
un
asmático
si
luego
no
fuéramos
capaces
de
hacer
un
correcto
seguimiento
para
conseguir
que
utilice
correctamente
la
medicación
que
le
prescribimos?
Yo
me
exijo
todos
los
días
completar
correctamente
mi
trabajo;
así
también
se
lo
exijo
a
la
Administración.
Existe
un
interés
creciente
en
realizar
contrataciones
fuera
de
la
bolsa
centralizada,
dentro
del
marco
de
la
autonomía
de
gestión;
pero
esta
tendencia
puede
resultar
peligrosa
para
la
equidad
y
la
igualdad
de
oportunidades.
Todos
deberíamos
exigir
que
el
funcionamiento
de
la
bolsa
mejorara
y
se
resolvieran
los
problemas
detectados,
y
probablemente
sería
deseable
reevaluar
los
criterios
de
baremación
para
adaptarlos
al
momento
actual,
pero
creo
que
debemos
seguir
abogando
por
los
principios
de
IGUALDAD,
MÉRITO
Y
CAPACIDAD.
Son
una
garantía
para
todos.
Dra. Reyes Hernández Guillén
Pediatra. Secretaria del Sector de AP de AMYTS